INCLUSIVIDAD

 Antes, y hablo de no hace tanto tiempo porque yo estaba (jejeej), un inclusero tenía una dosis de carácter despectivo. Se decía de todas las personas que eran huérfanas, bien por imperativo de la vida o bien por imperativo de su madre, especialmente. Vamos, un paria social, sin haberlo comido ni bebido, sólo por decisión social. Eso sí, haber vivido en un hospicio era mejor que no vivir (al menos así lo consideramos algunos). Pero seguramente no es eso lo que se entiende ahora, respecto al tema del título que le he dado a esta pequeña reflexión. Si los incluseros lo eran sin haberlo querido, los inclusivos de estos de pacotilla a los que me refiero, lo son por deformación personal. 

No encuentro nada más estúpido que complicar el lenguaje para hacernos más líos, como si ya de por sí no los tuviéramos con una lengua tan rica como es EL ESPAÑOL. Mientras el idioma de Shakespeare se simplifica y nos intenta (y lo va consiguiendo) simplificar nuestra lengua también, nosotros que somos, muy, pero que muy "listos" lo estamos complicando. ¿De verdad se creen que porque hablemos de niños, niñas y niñes, seremos más respetuosos con el otro sexo? ¿De verdad se creen que porque existe el código penal no hay delitos? 

Esto de la inclusividad es una labor delicada y de tiempo y lo peor que, en mi opinión, puede hacerse es el ridículo. Porque eso no favorece la realidad y si subvierte la lengua. Más valdría que todos estos que están en esta línea manejaran bien lo que ya tenemos en vez de complicarlo aún más. Esto es como pretender acabar con la violencia de género por poner en los telediarios muchas veces, lo malos que son algunos hombres. Y luego se quejan de que seguimos siendo malísimos porque no les hacemos caso.

La inmensa mayoría de los hombres y mujeres somos respetuosos con el idioma y con nuestras respectivas parejas.....y lo que tienen que hacer es perseguir de verdad a los malísimos o malísimas, que de todo hay, aunque haya muchos más de los primeros.

Bueno! pues eso, buena tarde a todas las personas, que es lo que somos, y basta ya de tonterías.