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Mostrando entradas de abril 25, 2021

NÚMEROS

 Buena mañana se ha levantado y me he dado cuenta que ayer se me pasó sin escribir. Hoy no quiero dejar de hacerlo.  Los que me conocen un poco saben que puedo perderme en un apartamento de 30 metros a nada que haya algún mueble cruzado con otro y en mala disposición. Mi sentido de la orientación no es precisamente el de un halcón. Alguno ha dado en llamarme "ojo de halcón", con mucha gracia. Dicho ésto también diré que lo que sí se me da bien y de manera rápida es el cálculo numérico y su memorización. Y de eso quiero hablar. Y no precisamente de las encuestas que todos estos días están saliendo a relucir. Conozco un poco los procedimientos estadísticos por dentro y por fuera. Mi formación técnica y mi doctorado, así lo han querido. No me importan esos números puesto que dado como están, el resultado será como tirar una moneda al aire, quizás con un poco mas de peso en uno de sus lados, pero casi con toda seguridad, la probabilidad es del 50% para cada una de las partes. Per

CUÑADOS

 Es una persona recurrente en los chistes y las bromas de Navidad. Lo que ocurre es que es como la gente, que somos todos. Todos somos cuñados o cuñadas de alguien. Bueno! todos no, pero muchos de nosotros, claro, aunque no sea oficializado siquiera. Me refiero a los que viven sin estar casados oficialmente. El cuñado/a existe, en cualquier caso. Pero hoy me quiero referir, al que yo llamo el "efecto cuñao". Y no es un chiste, sino una triste realidad que yo he sufrido en diferentes ocasiones y que, quizás desgraciadamente, no he tenido el placer de disfrutar en ningún momento. Pero que no cunda el pánico, no es un asunto que tenga que ver con algún asunto familiar grave. Ni siquiera leve. ¿Alguna vez habéis trabajado algún proyecto profesional para ofrecer vuestros servicios a alguna entidad, pública o privada? Este efecto lo he padecido por igual en ambos ámbitos, sin exclusiones. También podría suceder que el proyecto haya sido académico o, incluso, personal. Pues bien, po

MEMORIA

 No, no se trata de recordar, de eso que la edad va maltratando silenciosamente, o no tanto, depende de a quién. Porque, sí, en esto también hay diferencias y desigualdades. En este caso me refiero a la que los demás guardan de ti. Normalmente se acerca más a la realidad que la tuya propia, incluso aunque tu cerebro no te haya hecho olvidar del todo, o matizar al menos. Y a veces matiza y filtra tanto que deja la realidad como algo gaseoso, volátil, irreconocible por ti mismo. Hoy me ha dado por pensar, cómo nos recuerdan. Si es algo que te están contando, puedes contrastar y, muchas veces, compartir. Lo peor es cuando tu no escuchas porque no estás. Esto ocurre cuando ya no estás en este mundo, pero también cuando simplemente estás en otro lugar y en otro momento de tu vida.  ¿Qué recuerdos o memoria, tienen de ti? Tus amigos, familiares, personas con las que simplemente has compartido instantes más o menos agradables o desagradables. Si no se corresponde con ninguna de las dos modali

SUICIDIOS

 Hoy por la mañana, ignoro la causa, me levanté con la idea de pensar sobre ésto. Y dándole vueltas, no la cuestión no es que yo tenga ningún criterio acerca de las causas de estas acciones encaminadas a quitarse la vida. ¡La verdad es que hay vidas de mierda!, dicho con perdón. No sé, porque no me he visto en esa tesitura, qué puede llevar a personas mayores, medias y jóvenes a quitarse de en medio.  Pero me reflexión de hoy no tiene que ver con las causas del suicidio que serán numerosísimas. Lo que quiero pensar hoy es la causa de porqué no se habla de ellos. Sólo los declarados y reconocidos, son 60 veces más que las muertes por violencia de género, doméstica, o como quiera que le quieran llamar. El doble que muertes por accidentes de tráfico. Todo tiene connotaciones políticas, claro. Supongo que, si alguien lee esta reflexión algún día, y no está al tanto de la cosa, se quedará escandalizado de la cifra. Son datos del INE, que todavía para esto me da credibilidad. Supongo que la

PALABRAS

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 Muchas personas que conozco y yo mismo, a veces presumimos de un pequenísimo talento para escribir cuatro líneas, no más. Otras que también conozco son capaces de hilar muchas más líneas y con mucho más talento. Y otras que no tengo el placer de conocer personalmente realizan madejas con tal conjunto de hilos de colores y texturas y luego las tejen para acabar en tapices increíbles. Y yo, envidioso, me extasio en disfrutarlas. Hace falta tener un cerebro privilegiado, además de trabajo, para realizar ciertas cosas. Aquí me surge la duda. Las personas que escriben, ¿hacen o no? Escribir ¿es hacer o es seguir hablando de manera pasiva, aunque reflexiva y/o creativa, por supuesto? Es como hablar de valores o seguirlos. ¿Es lo mismo?  El otro día escribí acerca del trabajo y generalicé sobre generaciones con gran atrevimiento y, eso sí, con un poco de pudor, socavé el trabajo de la generación justo anterior a los más jóvenes. Pero ésta generación de los 35-40 años, tienen un digno trabaja