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 En el anterior comentario me limité a poner una fotografía que, pienso, dice muchas cosas por sí mismas. Ahora me propongo reflexionar sobre el asunto. Resulta que lo que estamos intentando es facilitar la entrada en el mercado laboral de personas "senior" o en román paladino, mayores. Y, en concreto, mayores de 50 o 55 años que por causa de la situación que vivimos, que no es coyuntural, se han quedado fuera del mercado laboral con lo que ello supone. Entre este colectivo hay de todo: mecánicos, fontaneros, camareros, albañiles, etc. pero también hay trabajadores de cuello blanco que han ocupado los más altos peldaños en las empresas. En fin, un desastre laboralmente hablando. La situación es complicada porque muchos de ellos tienen deudas, hijos que mantener, en toda su extensión. Sus perspectivas son muy complicadas porque incluso muchos de ellos, incluso los más sofisticados, se han quedado obsoletos con arreglo a las costumbres y necesidades del mercado. Toda una traged

  #generacionsavia n-accion

 No puedo definirme como un gran trabajador pero me gusta observar a los que considero que sí lo son. Con trabajo, en esta acepción, me refiero a actividad que es capaz de generar riqueza, sea esta actividad cualquiera que sea tenida como movimiento, físico o intelectual, que de todo hay. Podría clasificar a las personas en función de lo que considero que se implican en esta cuestión. Los más antiguos que conozco, me refiero a personas mayores como se les llama ahora, aquellos que vivieron la guerra y/o la postguerra son personas que hicieron sacrificios. Podríamos llamarlas SACRIFICADAS. Bueno! la inmensa mayoría claro está. Los siguientes en la escalera de edad, entre los que me encuentro, en su inmensa mayoría fuimos o somos ESFORZADAS. Aquí incluiría la mía y otra generación más. Más o menos hasta las 35 años de edad, por poner una raya imaginaria. Diría que, además de por edad, también estamos en un escalón inferior en el arte de estar en el ámbito de la actividad humana. Quizás,

 Antes, y hablo de no hace tanto tiempo porque yo estaba (jejeej), un inclusero tenía una dosis de carácter despectivo. Se decía de todas las personas que eran huérfanas, bien por imperativo de la vida o bien por imperativo de su madre, especialmente. Vamos, un paria social, sin haberlo comido ni bebido, sólo por decisión social. Eso sí, haber vivido en un hospicio era mejor que no vivir (al menos así lo consideramos algunos). Pero seguramente no es eso lo que se entiende ahora, respecto al tema del título que le he dado a esta pequeña reflexión. Si los incluseros lo eran sin haberlo querido, los inclusivos de estos de pacotilla a los que me refiero, lo son por deformación personal.  No encuentro nada más estúpido que complicar el lenguaje para hacernos más líos, como si ya de por sí no los tuviéramos con una lengua tan rica como es EL ESPAÑOL. Mientras el idioma de Shakespeare se simplifica y nos intenta (y lo va consiguiendo) simplificar nuestra lengua también, nosotros que somos, mu

 Perdón! ya se me iba el día de nuevo. Pretendo escribir todos los días y no va a ser fácil, pero a ello voy. Gran palabra esta del título. Sobre todo cuando se personaliza. Si no piensas como yo, no eres progresista. Si tienes la osadía de ver las cosas de otra manera, no eres dado al progreso parece ser. Porque.....los progresistas están por el progreso, claro. A los demás les encanta el retroceso. ¿Cómo deben llamarse? Retrocistas, retrocestistas...o simplemente como se les llama: FASCISTAS. Conozco a algunas personas que usan esa denominación y que ni siquiera conocen su significado ni su procedencia. Y son muchas, puede que la mayoría. Nunca el concepto del progreso ha estado tan manido, tan retorcido, tan forzado y tan usado para descalificar posturas diferentes y tan sensatas, válidas o no como las que denominan PROGRESISTAS.  Y si he de tomar partido, lo hago por los progresistas, pero no de aquellos que se autodenominan con tanto toque de tambores de esa manera, sino de los de