RESULTADOS

 Las organizaciones, y más las actuales, nacen y crecen en base a lo que obtienen. Es decir, los resultados que quieren o que obtienen. Esto es aplicable a los individuos en mi opinión. Y ¿qué entendemos por resultados? Pues el beneficio, ni más ni menos. Ahora eso se puede aplicar a cualquiera que estos sean. Pueden ser económicos, científicos, deportivos, etc. Yo creo que esto es fácil de entender y no habrá ser humano que, trasladado así, esté en desacuerdo. Incluso el más humilde e ignorante agricultor del último rincón de la tierra sabe que, para vivir tiene que buscar aportaciones del entorno que obtiene gracias a sus actividades cualesquiera que estas sean.

Dicho esto, ¿qué hay de la vida sin resultados? ¿acaso es imposible su existencia? Pues opino que se puede matizar, que se puede vivir sin obtenerlos o, tal vez mejor, cambiando el concepto. ¿Lo que obtenemos de la mera curiosidad intelectual no es suficiente para vivir? De lo que denominamos “la dolce far niente” obtenemos algo. Sí, y si a eso lo denominamos resultados, pues ahí lo tenemos. Si cazar presas con el simple objetivo de vivir es una actividad que obtiene el resultado de seguir viviendo, pues bienvenido sea. Adquirir conocimiento leyendo o estudiando, ¿a qué conduce? ¿Hay algún resultado en ello? ¿La mera adquisición de esto es un resultado en sí mismo o no?

Es fácil sentirse atrapado en la propia definición. Por muchas vueltas que le demos, ahí están siempre, no se marchan. No hay manera de saltárselos. Rodeos y más rodeos rondan la cabeza y, al final, siempre llegamos a lo mismo, al resultado de la disertación. Y, ¿todos los resultados son beneficios? Quizás la reflexión debería ir más por ahí, aunque me temo que sería otra forma de bordear lo mismo.

Podríamos disertar más sobre niveles y plazos, pero esa sería otra cuestión.

¡Bien! Pues bienvenidos sean, al final el resultado es lo que nos mide, lo que nos compara, lo que nos hace vivir.

Y no tengo nada más que rodear

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